“Esto también pasará”, nos dicen y tienen razón. Ninguna pandemia dura para siempre. Hasta las gravísimas pestes de la Edad Media solo duraron algunos años. Y aunque barrieron con un tercio de la población europea, finalmente llegaron a su fin. Actualmente, con mejores instrumentos de investigación, mejor equipamiento y capacidades, es muy probable que los daños tengan menor duración. Otro asunto es el impacto económico: probablemente sus efectos sean de mayor duración en la propia pandemia. Pero esto, claramente, son suposiciones. Estamos confiando en las capacidades de los científicos para encontrar soluciones efectivas en un plazo corto. Pero, si no es así, algunos especialistas en prospectiva predicen que podría haber una segunda ola de infecciones hacía noviembre, cuando empiece de nuevo la temporada de fríos en el hemisferio norte.