Bajo el yugo de un impostor moral
Da pena y tristeza ver a diario la apatía y la indolencia que han invadido a amplios sectores de la sociedad mexicana. Distintos grupos sociales son agredidos cotidianamente, bombardeados con calificativos denigrantes, amenazados y hostigados, en la opinión pública, en los medios de comunicación del Estado y algunos privados, especialmente en redes sociales, y hasta físicamente también, en la calle y a veces en reuniones privadas, por parte de quienes se dicen simpatizantes de la 4ª transformación. La agresividad de estos apoyadores varía, pero cada vez es menos sutil y cada vez se ejerce y se promueve con menos recato desde las esferas del poder. Más allá de lo atinado o equivocado de las políticas del actual gobierno en los distintos ámbitos de su competencia, el gran peligro que se cierne sobre nosotros es que estamos atestiguando a diario la construcción de un régimen autocrático y, peor aún, es que éste tiene como sustento la “autoridad moral” del autócrata.